La libertad de decidir

Puedes decidir en cada momento lo que quieres. O mejor dicho, puedes decidir, si quieres estar donde estás, y hacer lo que estás haciendo, o no.
Si quieres estar donde están en este preciso momento, perfecto. Podrás poner toda tu energía y atención en lo que has decidido hacer, y la acción será satisfactoria.

Si no quieres estar donde estás, cambia de lugar o deja de hacer lo que estás haciendo, y haz lo que quieras hacer.

Seguramente se te ocurrirán muchas razones por las cuales, aunque te gustaría no estar donde estás, no puedas irte a donde deseas. Lo más probable es que la mayoría de las razones, si no todas, son meras excusas.

A no ser que seas presidiario, puedes ir a donde quieras. En cada momento. Otro asunto es que te dé miedo, que no sepas cómo hacerlo, que te sientas obligado, que no quieras sentirte culpable de fallarle a alguien… Pero esto no son obstáculos insalvables. Son consecuencias de tu decisión, y forman parte de ella. Tú decides si quieres cargar con las consecuencias, o no.

Y tomes la decisión que tomes, es tú decisión. Si la adoptas al 100%, aceptando los pormenores de cada opción que elijas, podrás poner toda tu inteligencia, tu intuición, y tu pasión en lo que has decidido hacer.