Átomos prestados

Mi cuerpo se compone de átomos prestados. Los ingiero o inhalo, y pasan a formar parte de mi cuerpo, hasta que son desechados.

Es decir, que mi cuerpo es prestado.

Mi yo, mi ser, probablemente no sea prestado. Pero lo demás sí.

Entonces, si soy prestado, deberé devolverlo algún día.

¿Qué pasará?

Los átomos seguirán por ahí, pasarán a formar parte de la atmósfera, de los gusanos, de otros bichos… y mi yo supongo que también seguirá por ahí. ¿Por qué debería esfumarse, desaparecer?

Mi cuerpo es por tanto una combinación temporal de átomos, que NO SON MÍOS. Por lo tanto, tenemos poca importancia. Es sólo mi ego que le da una importancia desmesurada a algo que no la tiene.

Lo que tiene importancia es el tiempo que tenemos prestados esos átomos. Podemos malgastar ese tiempo desde la inconsciencia, o podemos venerarlo en cada momento, siendo leales a nuestro ser, al cual tan generosamente han sido prestado algunos átomos – para poder expresarse/actuar/exponer/confrontar nuestro ser con el mundo que nos rodea (y que también consta de átomos prestados).