Qué es el estrés, qué es la ansiedad
El estrés y la ansiedad son experiencias físicas y anímicas que tenemos cuando en el día a día nos sentimos superados por una situación: Exceso o falta de trabajo, problemas económicos o de pareja, no conseguimos lo que queremos, o simplemente por decisiones que posponemos…
Estas experiencias son individuales: Unos tienen sensación de prisa, tensan los hombros y nuca, otros están asustados, cierran el pecho, respiran menos y con más dificultad, otros están muy nerviosos, sudan en exceso, el corazón se les acelera, y muchas veces tienen un nudo en el estómago. A veces también va junto con una dificultad de concentración (nos olvidamos de cosas, pensamos en varios asuntos a la vez y no nos podemos enfocar en uno solo, etc.).
Cuando estas experiencias duran más de lo que queremos, junto con la sensación de no tener opciones, sufrimos.
Cómo creamos el estrés y la ansiedad
El estrés y la ansiedad los creamos principalmente cuando no queremos sentir el miedo que nos provocan las situaciones que nos sobrepasan. Al intentar no sentir el miedo, recurrimos a lo que ya sabemos hacer (buscar soluciones con la mente, ir con prisas, dejarnos llevar por nuestras emociones, estar preocupados). Como no nos suele dar resultado (el nerviosismo y la incertidumbre siguen), lo hacemos con todavía más empeño. De esta forma, comenzamos a crear en el cuerpo y en nuestra actitud toda una serie de esfuerzos que nos agotan y nos impiden afrontar los retos con energía y tranquilidad.
Cómo enseño a gestionar el estrés y la ansiedad
Las experiencias del estrés y la ansiedad las creamos de forma automática, sin poder controlarlas.
A través del tacto, y dando instrucciones, enseño a mis clientes a prestar atención a su manera individual de crear y mantener los esfuerzos (físicos, emocionales y mentales) cuando sufren ansiedad o están estresados. Cuando la persona gana atención sobre estos esfuerzos, puede aprender a soltarlos. Como resultado se encontrará con el miedo que no quería sentir. Parte de mi trabajo es enseñar a mis clientes a parar de luchar contra el miedo, y a integrarlo como un aspecto más de nuestra existencia humana. De esta forma, el cliente no solamente recupera la energía que había invertido en no notar el miedo, sino que aprende a utilizar el miedo como fuente de energía para gestionar su vida de una manera más eficaz.